Nuevos best sellers, nuevas maneras de capturar la atención y viejas tradiciones se unen para atraer a los niños a los libros.
No han sido los mejores tiempos para la literatura, pero los libros para niños han aguantando el tipo con dignidad durante la crisis y están remontando suavemente, tras una evidente y dolorosa caída. Los super best seller han contribuido a forjar y acrecentar el interés hacia los libros. En el mundo infantil, podemos reconocer tres nombres estelares: Harry Potter, Greg y Geronimo Stilton, dueños de tres series de ventas millonarias que han creado el efecto llamada y contagio en los lectores, además de la imitación entre el resto de los autores.
Las cifras de Harry Potter son impresionantes: 13 millones de libros en español y 400 o 500 en todo el mundo. Los siete volúmenes se publicaron en una década, entre 1997 y 2007, y su repercusión siguió creciendo con los éxitos de las películas. Ahora, Harry Potter experimenta una nueva vida con la publicación de las novelas ilustradas, ya en el segundo título, La cámara secreta, y de la obra de teatro (la octava historia de la serie), de la que, a pesar de no estar escrita por Rowling, se ha lanzado una primera edición de medio millón de ejemplares en español. Como se ve, es el personaje quien manda.
Esta resurrección de un personaje que nunca murió ha propiciado que vuelvan con más fuerza los libros de fantasía, aunque siempre ha habido abundante literatura con magos, brujas, sirenas, dragones, princesas… Incluidas las fronteras con la ciencia-ficción, aunque éste es un asunto más propicio para la literatura juvenil.
Otro caso excepcional y desmedido es el que ha provocado Jeff Kinney con su Diaro de Greg, una mezcla de dibujos en apariencia escolares con el diario de un antihéroe, un pringao. Estos libros han convertido a su autor en uno de los hombres más influyentes del mundo. Sus cifras también son impresionantes: más de 70 millones de ejemplares. Hasta ahora se han publicado 11 títulos de Greg. A partir de su éxito se pusieron de moda este tipo de libros. El más reconocido es Diario de Nikki (RBA), las crónicas de la vida poco glamurosa de Rachel Renée Russel. Pero existen mucho más: Diario de Eliza Boom, Diario de un troll, El diario secreto de Colette, Diario de Kiki, Diario de Coco, Diario de una friki… Sin embargo, ninguno iguala, en cuanto a calidad, a El diario de Adrián Mole, de Sue Townsed, un clásico para adolescentes.
Y ¿qué se puede decir de Geronimo Stillton? Los estantes de las librerías y de las casas están llenos de las aventuras, peripecias y otras ocurrencias de este ratón periodista y de su familia. Detrás de los personajes de esta factoría italiana se mueve toda una empresa de escritores, ilustradores y diseñadores que trabajan para Stilton. No es para menos: la colección tiene 250 títulos publicados (de Geronimo y Tea Stilton) y crece al ritmo de 35 al año. Las ventas superan los 250 millones de ejemplares, de los que 18 se han vendido en España. ¿Qué niño, pues, no tiene un librito de estos roedores demasiado humanos? El contrapunto editorial de Stilton ha sido Bat Pat, el vampiro que escribe libros escalofriantes. Una serie, también italiana, con ventas no tan exageradas.
Estos fenómenos editoriales y sociológicos han servido para hacer más visible la literatura infantil, y tirar de ella. Pero esto sólo es la parte anécdotica,. «Al margen de estos grandes éxitos internacionales, en España existe un gran sustrato editorial y de creación. Hay un gran nivel. Tanto los autores como los ilustradores tienen una calidad que está a la misma altura que la de los países más avanzados», señala Reina Duarte, directora de Edebé y miembro del jurado internacional del Premio Andersen, el Nobel infantil, que se otorga bianualmente.
Hace unos años, cuando las editoriales habían desterrado el álbum infantil de sus catálogos, Edelvives apostó por un álbum exquisito que implicara también a los adultos. El enorme éxito de Princesas, de Rebeca Dautremec (quien también ilustró la Biblia) propició que se publicaran casi todas las obras de esta excelente dibujante francesa, y, después, las de su compatriotra, el imaginativo y delicado Benjamin Lacombe. Sus dos últimos títulos son María Antonieta. Diario secreto de una reina y Alicia en el país de las maravillas (Edelvives), una espléndida y sorprendente edición y una de las versiones más hermosas que se han publicado de este texto. El volumen incluye las cartas y fotografías de Lewis Carroll a Alicia y a otras niñas victorianas.Los clásicos eternos se siguen reeditando y vendiendo con asiduidad, incluidos los cuentos tradicionales, en nuevas versiones ilustradas o variaciones sobre los personajes de siempre, como la serie El cuento más maravilloso jamás escrito (La Galera), de Edward Berry. En este sentido, es una muy buena noticia la recuperación de la colección Laurín, de Anaya, que vuelve con los Cuentos de antaño, de Perrault y grabados de Gustavo Doré. Ésta fue, y lo seguirá siendo, la colección de referencia para los clásicos inmortales con ilustraciones originales y un amplio estudio sobre las obras.
Una rareza, que pasó desapercibida hace un tiempo pero merece la pena recordar es El nuevo Pinocho, de la austriaca Christine Nöstlinger, la autora infantil viva más importante (con permiso de Cornelia Funke y de J. K. Rowling). Un libro de gran formato con originales de Antonio Saura.
En la época de internet, una de las tendencias más sorprendentes es el regreso del libro de no ficción o de conocimiento. Ediciones Siruela ha creado una nueva colección paralela a Las Tres Edades, con títulos como Historia de la música pop, de Sierra i Fabra o El fantástico viaje al Big Bang. La astronomía desde Galileo hasta los agujeros negros, cuyas ventas son superiores a los libros de ficción de la misma editorial. Un fenómeno insólito ha sido el éxito del Atlas del Mundo, un viaje por la geografía, curiosidades y maravillas de 46 países, realizado minuciosamente, como los antiguos artesanos, por el matrimonio polaco Aleksandra y Daniel Mizielinski en 4.000 pequeños dibujos. En la época de la velocidad, la lentitud y el amor al detalle de este álbum se han impuesto.
Atrás quedaron ya los movimientos de renovación pedagógica y de abolición del sexismo, tipo A favor de las niñas, de los años 90. Tras un largo paréntesis, las diferencias sexuales han vuelto a las lecturas, y existen libros para niños y para niñas claramente diferenciados. Marta Bueno, directora de la división infantil de Planeta, apunta: «A partir de los 6 años, cuando empiezan a socializarse, unos y otras necesitan lecturas propias en las que se sientan representados. Las niñas buscan la amistad, la magia, la solidaridad, la familia… Los niños, la acción, la ciencia-ficción, la aventura, los deportes. Gráficamente, las diferencias también son muy marcadas». Aquí nos encontramos series como La banda de Zoé (Destino), de Ana García Siñeriz y Jordi Labanda; Las tres amigas (Edebé), de Anne Marie Pol, Mis amigas y yo (Susaeta), Princesas dragón (SM) de Pedro Mañas, o Futbolísimos (SM), de Roberto Santiago.
Las dos editoras coinciden en el auge de las series de pandillas, en las que la labor del grupo se impone a las acciones individuales. También destacan el interés de los padres porque los niños se acerquen y se habitúen al libro desde los primeros años. De esta manera, se ha notado el aumento de ventas del libro objeto (linterna, peluche, olorosos, con ventanitas…) y las continuas ediciones de los cuentos clásicos de tradición oral. También hay una vuelta al libro como divertimento o lugar de encuentro familiar. Un ejemplo reciente es 1001 juegos de inteligencia para toda la familia, (Anaya), de Àngels Navarro.
Lo más significativo es que la diferencia entre la literatura infantil y juvenil cada vez está más marcada, y ahora la juvenil tiende a aproximarse a los libros de adultos, cuyos contenidos se han rebajado.
Fuente: El Mundo